En nuestro afortunado país, tenemos la suerte de disfrutar de una climatología  cálida que nos permite disfrutar la mayor parte del año del exterior, y es algo muy arraigado en nuestra cultura, por eso el hecho de realizar un evento en exterior siempre es un plus. De ahí la importancia de saber iluminar bien terrazas o jardines para convertirlos en espacios cálidos y acogedores y apropiados a la esencia del evento que vamos a llevar a cabo.

El exterior, sobre todo después de la pandemia, se ha convertido en el lugar idóneo para celebrar eventos, por ello es necesario iluminar bien todo el espacio para que los invitados se sientan en un entorno cálido, agradable y sobretodo seguro (buena visibilidad de escalones, caminos, posibles objetos y/o zonas que puedan causar algún inconveniente, señalización adecuada de salidas, aseos, etc).

Una buena iluminación, no implica tener que utilizar luminarias caras o de grandes estructuras, pero sí hay que asegurarse que son aptas para estar en el exterior (resistentes al agua, a temperaturas extremas) y que cubren todos los espacios que queremos resaltar. La luz es un potente aliado a la hora de saber otorgar al evento una personalidad u otra, elegante, cálido, frío, neutro, acogedor, vibrante, moderno, intenso, íntimo, festivo ….

Es importante saber jugar con la iluminación vertical, desde arriba y desde el suelo, y la lateral (para dar buena visibilidad al catering, a los productos/obras/objetos expuestos, mesas, etc…). Así como saber jugar con los ángulos utilizados para procurar que todo quede tal y como deseamos.

El uso del color es también un ítem a tener en cuenta, ya que por ejemplo, en función de los materiales de las paredes (ladrillo, piedra caliza, hormigón…) se puede jugar de manera que se imprima al evento un carácter muy distintivo y sorprendente para los asistentes.